Mercado antes de cerrar
Cuando vas a un mercado lo habitual es esperar encontrarte bastante bullicio, gente comprando, andando de puesto en puesto, conversando y discutiendo sobre las compras y productos. Sin embargo, este reportaje muestra la última media hora antes del cierre de las tiendas.
“Hay que limpiar los restos del suelo, fregarlo, recoger las cajas vacías y cubrir las que todavía están llenas para el día siguiente. Dejar todo más o menos ordenado, cerrar las verjas y echar el candado” me comentaba una de las propietarias de la tienda de verduras. Todo esto cuesta alrededor de media hora después de la hora oficial del cierre. “Dependiendo del día, claro”, bromeaba.
Los pescateros y carniceros, en cambio, deben recoger las piezas que no se han vendido y devolverlas a las grandes cámaras frigoríficas de la trastienda para que no se pasen. Algunos tenderos de otros puestos, después de acondicionar los suyos para el cierre, les hacen una visita para recoger la compra que antes les habían encargado. “Con Gerardo, somos unos privilegiados, siempre podemos contar con ellos para que nos reserven las mejores piezas” afirmaba una tendera refiriéndose a la carnicería situada frente a su puesto. “Hombre, después de toda la mañana aquí metidos en algo tendríamos que salir ganando ¿no?”.
A medida que las tiendas iban cerrando y los últimos clientes abandonaban el mercado, el lugar se quedaba más desolado. El ambiente se hacía cada vez más oscuro y ya sólo quedaban algunos focos de las tiendas más rezagadas encendidos. Las últimas llamadas para decir a su familia que ya casi han cerrado y pedir que les esperen a comer. El bullicio, paseos y conversaciones ya habían desaparecido totalmente.
Faltan dieciocho horas para que el mercado de Santo Domingo en Pamplona vuelva a cobrar vida .
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